A la salida de su particular crisis los norteamericanos
continuaron la senda abierta por los japoneses y adoptaron la NES como
principal sistema de videojuegos. A lo largo de la década fueron apareciendo
nuevos sistemas domésticos como la Master System (Sega), el Amiga (Commodore) y
el 7800 (Atari) con juegos hoy en día considerados clásicos como el Tetris.
A finales de los 80 comenzaron a aparecer las consolas de
16 bits como la Mega Drive de Sega y los microordenadores fueron lentamente
sustituidos por las computadoras personales basadas en arquitecturas de IBM.
En 1985 apareció Super Mario Bros, que supuso un punto de
inflexión en el desarrollo de los juegos electrónicos, ya que la mayoría de los
juegos anteriores sólo contenían unas pocas pantallas que se repetían en un
bucle y el objetivo simplemente era hacer una alta puntuación. El juego
desarrollado por Nintendo supuso un estallido de creatividad. Por primera vez
teníamos un objetivo y un final en un videojuego. En los años posteriores otras
compañías emularon su estilo de juego.
En el campo de las recreativas, destacaron videojuegos como
Defender, Rally-X, Dig Dug, Bubble Bobble, Gauntlet, Out Run o Shinobi además
de producirse un cambio en cuanto a la nacionalidad de los juegos pasando a ser
Japón la mayor productora.
Otra rama de los videojuegos que creció con fuerza fue la
de los videojuegos portátiles. Estos comenzaron a principios de los 70 con los
primeros juegos completamente electrónicos lanzados por Mattel, los cuales
difícilmente podían considerarse como videojuegos, y fueron creciendo en
popularidad gracias a conversiones de recreativas como las realizadas por
Coleco o adictivos microjuegos como las Game & Watch de Nintendo. La
evolución definitiva de las portátiles como plataformas de videojuego llegó en
1989 con el lanzamiento de la Game Boy (Nintendo).
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